Emilio Álvarez

Mi afición a la pintura surge a principios de los años setenta, siendo todavía un niño, animado por dos amigos míos, Juan Vázquez y José Luis Reyes y contagiados por el ambiente pictórico del Ayamonte de la época, con grandes pintores como Lola Martín, Ramón Delgado, Ángel Rodríguez, Rafael Oliva, Rafael Aguilera, Florencio Aguilera, Emilio Borrego. Prácticamente a la par, también mi madre se aficionó y desde entonces se ha mantenido activa, con una ingente  producción pictórica, muy diversa en cuanto a técnica y materiales y de gran calidad.

Por aquellos años copiábamos láminas, hacíamos salidas con nuestras bicicletas cargadas para pintar al campo  y disfrutábamos de una libertad de movimientos impensable hoy para un niño de nuestra edad. Nos presentábamos a exposiciones de noveles en Ayamonte y otros pueblos de la provincia, e incluso caía algún premio.

Con 14 ó 15 años, animado sobre todo por mi padre, hice también un curso de pintura al óleo por correspondencia, en el que pude aprender los conocimientos técnicos básicos. Fruto de ello son unos cincuenta cuadros de la etapa de juventud. Después, con las obligaciones de los estudios, el ejercicio de la medicina y las tareas familiares, los pinceles quedaron casi en el olvido, retomados ocasionalmente para hacer algún regalo en situaciones especiales.

Pero la afición no había muerto, sólo estaba dormida y estaba esperando la ocasión propicia para resurgir. Esto pasó hace ya unos quince años, como necesidad vital de aliviar la sobrecarga laboral y me incorporé al taller de pintura de la Casa de la Cultura de Valencina de la Concepción, donde resido, que dirige Reyes Fernández Vargas y desde entonces he seguido pintando tanto al óleo como acrílico. Admirador de Sorolla y por mis orígenes con necesidad de agua y de luz, desde siempre me ha interesado el paisaje que supone la mayor parte de mi producción, aunque también he pintado bodegones y algunos iconos.

Anualmente se realiza una exposición colectiva del taller de pintura en Valencina en la que participo habitualmente. En 2010 realicé una exposición individual en la Casa de la cultura de Valencina.

 

Quiero agradecer a la organización de “Ayamonte un paseo por el arte”  que me haya brindado la oportunidad de participar en un evento al que he asistido como visitante en años anteriores y que es otra de las muchas geniales ideas que surgen en el último rincón de España (o tal vez el primero, que todo es cuestión de perspectiva) y que ojalá perdure en el tiempo.

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